lunes, 11 de febrero de 2013

A ti, Benedicto...

Creo que es una de las mejores cosas que has hecho, Benedicto. Renunciar.
Renunciar a ser el faro de otros más ciegos que tú.
Renunciar a lo que has construído con tus miedos.
Renunciar, simplemente renunciar, Benedicto.
Una visión interna pura es algo regalado por dios para abrir caminos, abrir esperanzas.
Desde esa visión interna, te agradezco con todo mi SER lo que has representado para la humanidad o parte de ella.
Te doy las gracias por rendirte, a ti mismo, a la luz que hay en ti, al poder detrás de tus enormes sombras.
Lo has hecho bien. No, mejor que bien.
Nadie pudo hacerlo mejor. Sólo tú.
Como tú, Benedicto, hay cientos de seres que han sostenido esta dualidad que tanta aventura nos ha provocado y regalado. Deseo que toda la neblina que hay en tu dimensión más física, mental y emocional se disipe con el SER que hay tras bambalinas y que te abrume tanto que sólo sientas redención y liberación.
Benedicto, si escuchas desde esta dimensión enorme, desde esta balconada azulada de dios, como es la vida eterna, escucha esto: hoy es el día en que solicitarás perdón o clemencia, el día en que solicitarás una luz, un faro que te ilumine o te salve, un milagro que crees no merecer por tanto hecho y no hecho...
y este es el día, Benedicto, en que tu origen estelar no se mirará ni se tendrá en cuenta.
Este es el día en que tú rogarás por ser perdonado y volver atrás, en el tiempo, en todos los tiempos de la Tierra y de fuera de ella, donde hiciste el papel que elegiste, valentón. El de malo, el de oscuro, el de cínico, el de hipócrita, el de cruel, el de vil, el de mentiroso, el de astuto...todos esos papeles fueron inteligentemente elegidos por lo más alto y lo más mágico del Universo divino para que HOY escuches desde lo más profundo, Benedicto, desde lo más elevado y lo más sagrado:
No hay nada que perdonar. No hay nada que castigar o reprochar.
No hay nada que perdonar. No hay ofensa ni daño. No hay herida en un mar de amor eterno.
No hay nada que perdonar. Sólo fue un sueño...

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